Los higos que me aguardaban a la salida del trabajo...
Los higos que me aguardaban a la salida del trabajo...

No hay nada como sentarse bajo una higuera a comer frutos  de temporada.  En agosto se consiguen de muchas variantes pero mis favoritos son los pequeñines negros. Son pura miel. Incluso los que se van secando pegados de las ramas parecen frutos secos, cargados de azúcar.

Una de las maravillas de vivir en el campo por estos lados del Mediterráneo es que hay higueras por todas partes repletas de frutos que nadie recoge. Quizás se deba a que para los locales representan más de lo mismo y no les atraen  o quizás se deba a la falta de hábito de comer frutas ( un descubrimiento que he hecho desde que llegué: España es un país que no aprecia la fruta). «Robar» higos en el Mediterráneo es como tumbar mangos en Venezuela: allí están, listos y maduros para el que los agarre.

Recuerdo  los cuentos populares italianos – una hermosa transcripción hecha  por Italo Calvino de los cuentos populares infantiles de la Italia rural. Hay varios donde las higueras son protagonistas. En uno se narra la historia de un padre que le pide a un maestro que eduque a su hijo que es un flojazo. El maestro se lleva al chico a una higuera y le muestra como como recoger los higos que Dios nos da , sin mayores esfuerzos, tan sólo hechándose bajo la planta y estirando el brazo.

A los pocos días el maestro se dirige a la casa del padre con el chico a su lado y le dice al padre: » Te regreso a tu hijo. No tengo nada que enseñarle …En todo caso, es él que tiene mucho que enseñarme «. El padre, sorprendido , le pregunta la razón. El maestro responde : «El otro día me lo encontré durmiendo a boca abierta bajo la higuera. Me explicó que de esa manera los higos le caerían directamente a la boca sin ni siquiera tener que estirar la mano para agarrarlos!»

Hay hojas de higuera representadas en capiteles románicos, tal y como me lo conseguí el otro día en el claustro de Peralada  en la Costa Brava catalana. Eva y Adán al lado de una higuera…

En todo caso, ayer me paré con el coche a la salida del trabajo donde hay una higuera de frutos negros, pequeños y muy perfumados, la mayoría de los cuales están en el suelo porque nadie los recoge (los del suelo los dejé de abono…)

En  menos que canta un gallo, recogí unos dos kilos.

Con el kilo que llegué a casa ( el de la bolsa…aunque creo que el que me comí dejará su huella en la balanza de mañana..) le he  permitido a Ali y a Ana darse  su propio atracón y con el resto preparé una confitura de higos y nueces que quedó riquísima ( ideal para comer con quesos o foie gras). Nota: Ali encontró sensacional la combinación con queso manchego…

Preparo la confitura con fructosa ( para que sea apta para diabéticos) y simplemente cocino por tres minutos un kilo de  fruta ( que de darle vueltas con la cuchara de madera fragmeta muchos de los frutos, de modo que queda espalmable y con pedazos enteros de higos y nueces) a la que le agrego 500 gramos de fructosa y un sobre de Fruttapec de Cameo (http://www.cameo.it/catalogo.asp?ID=7 )(pectina) del tipo 1:2 ( medio kilo de azúcar  para un kilo de fruta).

El resto de los higos se los prepararé a Virtu y Xabier, unos amigos que vienen a visitarnos mañana desde Donosti : les espera una bandeja de higos horneados con salvia. Son sencillísimos de hacer y una verdadera delicia. Simplemente voy al jardín, le quito unas hojitas de salvia al Buda que cuida de mis hierbas aromáticas, las corto en tiritas y coloco con mantequilla en un sartén, sofrío un ratito, baño los higos contados por la mitad y lo horneo unos minutos.

En otras palabras, Xabier y Vitu, ..»Crónicas de un menú anunciado».

1 comentario en «Temporada de higos»

  1. La prima Anamaría nos recuerda lo delicioso que son los higos envueltos en prosciutto San Damiele ( tal y como se come el melón)

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