Las ocurrencias de los diseñadores de vitrina pueden resultar a veces muy graciosas, sobretodo cuando se juega a la confusión. En nuestra pasada visita a Venezia el windowshopping formó parte del itinerario turístico. Hay miles de pequeñas tiendecillas con caracter muy propio, algo que se agradece si se tiene en cuenta que la mayoría de las grandes capitales han sucumbido por una parte a la tienda de pacotillas y por la otra, a la de las multinacionales. Tanto vale visitar una calle comercial en milano, Madrid o Korea que veremos las mismas tiendas.


Pero Venezia- a pesar de haber «perdido» lugares emblemáticos como Rialto, que a 500 metros de distancia ya  se siente el aroma a pizza de plástico- sigue conservando miles de comercios de productos propios divinamente bien presentados.

En el ámbito de la alimentación,  encontré algunos detalles graciosos: flores que no son tal sino chiles; hongos de madera, salchichones de chocolate,… Ya desalida hacia piazzale Roma, dimos con una tienda que parecía de comida , incluso con un mesón con hielo para exponer los productos frescos( pescados?) y la pizarra con las ofertas del día. Todo el setting para que al final resultara ser una … tienda de jabones!


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