Entre mis expectativas al visitar la Fundación Todolí, paraíso de los cítricos, estaba el de traerme algunos ejemplares para poder preparar mis fermentados. Es que mis limones fermentados son absolutamente deliciosos (dejemos la modestia a un lado). MI última creación era con lima, limón y zumo de sudachi.

Cual sería mi decepción cuando me dijeron que , por razones que me no terminé de entender, no me podían vender ningún fruto. Ni siquiera regalarme los que ya estaban caídos al suelo. Poco me faltó para llorar…

Lo que si me traje es su selección de mermeladas. Un verdadero festín de sabores. Si bien algunas me impactaron mas que otras, la sola posibilidad de ir saltando de un frasco a otro hizo del postre de este mediodía un boccato di cardinale.

Y , ¿que mejor elección? , que preparar unas crepes, con la vieja y noche receta de casa (que a su vez es del libraco rojo francés que tiene unos 70 años por casa). En plan crepe suzette , con una buena mantequilla y obviando el flambeado. Ni falta que hizo con estas joyas de mermeladas!

 

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