La bella Hoian nos recibió engalanada de farolas multicolores. Era año nuevo para los turistas y los locales aprovecharon para unirse a la celebración.

El pequeño mercado rebosaba de productos frescos. Llegamos tarde a la venta de los pescados y solo alcanzamos a ver muchas cestas de cangrejos recién sacados del agua.

La bella Hoian: sus cestas, sus viejas vajillas azules, sus títeres de agua, sus velas flotando en el río ocre.

En la bella Hoian recibimos el Año Nuevo, rodeados de farolas de mil colores.

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