El mercado de abastos de Santiago de Compostela es el segundo lugar más visitado después de la catedral». Leo esta frase que me consigo en internet y me quedo sorprendida. ¡Si es que por la catedral desfilan millones de peregrinos anualmente!. Pues bien, hay cultos para todo y este bello mercado, de construcción reciente pero de franca inspiración románica, es definitivamente un lugar que bien vale un paseo.
Nos tocó un día tranquilo, poco ruidoso (para el estándar de los mercados y para lo sonorizado que suele ser el hablar local) y escasamente concurrido. Algunos locales estaban cerrados. Nos acercamos a la Rosa, una vendedora entretenida tejiéndose un peto para un vestido. Le sugiero que lo use de bañador: se muere de la risa…
Hay tartas de Santiago, adornadas con su clásica cruz patada, al lado de una pizza . No faltan los pimientos de Padrón – unos pican y otros no-y muchas pero muchas patatas.
Los anfitriones son los grelos, el cerdo, el pan y los pescados. Los grelos son casi un símbolo de identidad nacional: se presentan en bellas cestas colocadas en el piso, al lado de campesinas cansadas y de mirada extraviada. El cerdo muestra su mejor cara en piezas de a media cabeza que recuerdan máscaras venecianas. Su unto se vende en frascos o en rollos que recuerdan brazos gitanos. Y el pan… ahyyy! el pan de esta zona del país es absolutamente extraordinario. En general, de concha gruesa, pero de masa fina, no son pesados, y tienen una levedad que los hace únicos, perfumados y deliciosos. Que decir de los productos del mar: desde las vieiras ( cabe recordar que el legado del Camino a la gastronomía universal es la Coquille Sant Jacques , la del Apóstol Santiago cuyo nombre cruza los Pirineos como Jacques, James o Giaccopo) hasta rodaballos, aterrorizantes congrios, percebes, pulpos, zamburiñas, gallos, besugos y para santos, san pedros …tan sólo por mencionar algunos.
Para más detalles, les dejo las fotos…