Siempre que viajo visito los mercados. Esto me permite conocer que come la gente del lugar y entender un poco que y como son. En este viaje pasado a Lisboa no pude ir al mercado ( razones de trabajo). Sin embargo tengo las referencias de primera mano de dos conocedores del tema: mi marido Ali y mi papá.

Quedaron ambos impresionados de la pobreza del local que se manifestaba en muchos aspectos: selección , calidad del producto, cantidad… Salieron de allí con una pequeña con unos cuantos pimientos picantes y nada más. Una verdadera lástima. Reflejo, quizás, de la situación actual del país.

 

 

 


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