
UN ESPACIO PARA SEDUCIR
La cocina gana terreno y se apropia del espacio del salón y el comedor para acoger los mejores momentos y también las grandes disputas. Es el centro del ocio casero. La importancia de lo que ahí se cuece va unida a la del diseño
Margarita Puig
19/03/2011
La Vanguardia ES
En las dos últimas décadas hemos asistido a una explosión mediática en torno al mundo de la cocina que, de alguna manera, ha condicionado incluso nuestra manera de vivir. Los arquitectos e interioristas coinciden en que lo que antes era el coto privado de las amas de casa o, en caso de tenerlas, de las sirvientas, hoy en día no sólo ha recuperado su papel de centro neurálgico de la casa sino que ha sumado a su terreno el espacio antes dedicado a otras zonas importantes. Lo habitual ahora es que se integre e incluso que anule el salón comedor, que queda plenamente integrado en la cocina, con todo el espacio disponible para la zona de trabajo, para la mesa en la que se comparten las mejores horas en pareja, en familia o con los amigos. Suelen ser cocinas plenamente integradas en la zona de día, por lo general «cocinas vistas», ya sea porque no existe una clara división espacial que defina su territorio o porque se ha optado por grandes cristaleras o puertas correderas que de alguna forma siguen trabajando por esa integración total.
El paleontólogo Eudald Carbonell advierte que la cocina no ha dejado de ser nunca el corazón del hogar, por mucho que en un tiempo compartió protagonismo con el salón comedor. Para él lo lógico es la unión de estos espacios porque considera que «la acción de cocinar no es tan sólo importante para la reproducción de la especie en el genero Homo, sino que cocinar y comer permite la agregación de grupos. En este sentido, cocinar y comer es una función social sistémica y el espacio donde se realiza representa un factor social único e inconmensurable».
Carbonell añade que «tanto en el paleolítico, periodo caracterizado por las comunidades cazadoras y recolectoras, como en el neolítico, con los pastores y agricultores, que se impusieron hasta la sociedad industrial, la cocina comedor ha sido realmente lo que llamamos hogar. Así pues, el ambiente único para cocinar y comer no es una forma de organizarse de los humanos modernos, al contrario, el hogar, representado precisamente por el fuego central, es algo que tiene un origen muy antiguo, puede que cerca de un millón de años, a pesar de los vaivenes de cambios sociales que se han producido en el género Homo». En su opinión las estructuras domésticas han continuado generando sinergias entre cocina y comedor: «A los primates humanos nos gusta comer en grupo; posiblemente esta sea una de las características que nos ha hecho humanos».
Alberto Torres, gerente de Portobello Street, reconoce que hoy en día la cocina está recibiendo un trato preferencial en el que tiene mucho que ver también «el hecho de que cada vez nos gusta más disfrutar de la buena cocina gracias a que personas como o incluso Carlos Arguiñano le han dado a la cocina para disfrutar, y no sólo para resulta curioso que esto una época en la que da la vamos escasos de tiempo, gracia está en que «precisamente es dedicárnoslo a puertas de la cocina se han la familia y a los amigos y, de ser un terreno «Ahora los hombres han para ponerse delante de los espacio de ocio casero, casi calidad de los alimentos va en el diseño de la propia nos gusta seducir a nuestra
Las tendencias van por dos . La primera, la más común, compactas, en las que van piezas que necesitamos para caso de disponer de espacios utilizar todos los huecos valor. Cajones giratorios más amplios para de cocina e, integración de el aspecto más minimalista por otro lado también están para grandes espacios, donde todas las paredes, en forma pierde el aspecto de cocina paredes ocultan todos los almacenamiento. Armarios esconden dentro todos los posibles. Todo se vuelve más a un comedor que a una cobran protagonismo con integrada y nuevos elementos televisión o una bodega se sin tiradores y de aspecto entra a formar parte del uso
¿La tendencia en decoración? look claramente industrial con el metal en gris, los colores blancos, las maderas naturales o los wengués como tonos más demandados con uno o dos acabados como mucho para conseguir esa integración que es tendencia.
Y en cuanto a la distribución, Torres aconseja «dividir bien las zonas de la cocina respetando la de trabajo, la de cocción, la zona húmeda y la de almacenaje. Es muy importante la movilidad dentro de la zona de trabajo y debe ser fácil moverse entre estos espacios y que los tengamos a mano. La zona húmeda (fregadero y lavavajillas) deben estar lo más cerca posible por rapidez y comodidad».
Lo más importante siempre es hacer del acto de cocinar algo sencillo, seguro y agradable, sin dejar de lado el aspecto estético. En este sentido, el arquitecto Josep Ribas, apunta que los materiales más utilizados para el mobiliario son el acero inoxidable y otros nuevos, como los compactos de cuarzo y resinas, que aúnan el acabado de la piedra o los colores más variados con una textura muy agradable al tacto. Además son muy resistentes al desgaste y a los arañazos. En cuanto a los suelos y paredes los pavimentos cerámicos se llevan la palma. Aportan resistencia, un mantenimiento sencillo y una estética moderna. Reflejos metálicos, imitaciones a madera o piedra. También algunas veces a la tendencia minimalista con tonos neutros se puede añadir algún motivo estampado moderno para darle un toque más cool.O bien utilizar vinilos decorativos para resaltar una determinada pared.
Ribas sugiere que lo interesante es estudiar cada espacio para dar con la distribución ideal. Por ejemplo, advierte que «hay amplios espacios que se resuelven perfectamente con una disposición en U, que da una gran libertad para moverse entre las distintas zonas de la cocina, mientras que los espacios más pequeños suelen exprimirse mejor con formatos lineales para aprovechar todos y cada uno de los centímetros de los que se dispone». Sea como sea, lo que tiene claro este especialista es que «esta tendencia de integrar plenamente la cocina en la zona de día es habitual en los países nórdicos desde hace casi dos décadas, pero aquí ha costado mucho de imponerse y sigue siendo un reto al que se atreven siempre los más jóvenes pero que tarde o temprano mandará en todos los hogares porque es el más racional».
Y tal como recuerda el psicólogo analista Juan Carlos Albadalejo, esa estancia «siempre ha sido el laboratorio del alquimista, el centro de reunión, pero ¡ojo! también de disputa familiar por mucho que durante un tiempo se trasladaron algunos momentos importantes al comedor porque era el lugar donde antes residía la ostentación», explica. Según este especialista, socio de Phoenix Espai Interactiu, «en la actualidad hay un deseo de vuelta a lo simbólico, de reencuentro con lo sagrado que explica este regreso plenamente consciente a la cocina y también el hecho de que muchos trasladen incluso toda la ostentación posible a esta zona de la casa».
Para él es lógico que la cocina intente acaparar todo el espacio posible e integrar todo, salón y comedor dentro de su espacio porque «es el lugar donde debe hacerse la vida y lo demuestra
el hecho de que las mejores sobremesas suelen tener lugar ahí e insisto, también las más grandes peleas». Pero esta apertura total de la cocina tiene un inconveniente. Son los olores. Para ello hay que echar mano de los electrodomésticos más avanzados. La interiorista Ingrid Matheu considera que tecnológicamente hay que apostar por «los fuegos de inducción sin duda alguna: vinicotecas para vinos con diferentes temperaturas, campanas de filtros de carbono de recirculación y, si hay espacio, teppanyaki, wok…
Bárbara Aurell, fundadora y directora de Espacio en Blanco, recuerda también que cuando se concibe una nueva cocina resulta importante pensar en el medioambiente. «Ya no valen las excusas. Hay que administrar el espacio y es imprescindible reservar una zona generosa para dividir basuras y destinar un cajón alto y ancho para ello. También una trituradora para lo orgánico (se ha vuelto a poner de moda sobre todo en casas unifamiliares) e intentar instalar electrodomésticos alimentados con placas solares. Además la luminaria de la cocina puede ayudar si es con leds o bombillas de bajo consumo, y un aparato de osmosis puede evitar el uso de agua embotellada». Puesto que en su opinión «ahora la cocina está de moda, cocinar está de moda e invitar a los amigos a casa está de moda, resulta imprescindible tener una cocina agradable con capacidad para cocinar conjuntamente», y también cree que es básico que disponga de las comodidades de un salón. Por ello reclama buena música, una mesa amplia y agradable, buenas sillas, si puede ser incluso un sofá, barra para los desayunos o para tomar algo y, sobre todo, «una zona de trabajo resistente y limpia donde tanto podamos cortar verduras como apoyar un buen libro, hacer una cata de vino o preparar galletas toda la familia…».