La primera noche de nuestra visita a Torino los buenos oficios de mi papá hicieron que termináramos cenando en un restaurante (Trattoria Valgranda, via Lanza 88, Torino) de comida piemontesa (http://www.valgranda.it/index2.html) .
Ubicado un tanto alejado del centro de la ciudad, el local tiene el encanto de aquellos locales donde cada objeto tiene su historia. Nos atendió el hijo del dueño cuyo sentido del humor hizo de nuestra velada un momento muy grato.
Pedimos platos de la más típica cocina local. Entre ellos gnocchi al castromagno ( un queso local de denominación de origen y considerado entre los mejores de Italia) y jabalí al barolo. No pudo faltar a la mesa la bagna cauda (del dialecto local, el baño caliente). Se trata de una comida campesina que consiste en servir un plato de vegetales y tubérculos troceados (en su mayoría crudos) que incluyen el famoso cardo silvestre. Se van tomando trozos de estos vegetales y se sumergen, con la mano, en un pequeño cazón donde se encuentra una salsa caliente (se le mantiene a esta temperatura ya que se sirve en una recipiente de fondue de los pequeños) que se prepara con anchoas, aceite de oliva y ajo.Nos tomamos, gracias a la sutil petición de Carlos , nuestro hermano adoptivo, un buen Barbaresco. Una verdadera delicia.
Terminamos la cena conversando con el dueño, un hombre encantador que nos narró algunas de las historias que colgaban de las paredes. Como para quedarse toda la noche…