
De la última visita de mi papá, quedamos encargados de unas plantitas de higos que él mismo sembró frente a la casa.
Como fueron compradas y plantadas al inicio del invierno, no nos quedó más remedio que ver aquel arbolito perder las pocas hojas que tenía. No ayudaron los pasantes que se dedicaron a pellizcar sus pequeños frutos.
A. se dedicó afectuosamente a regarlo semanalmente, incluso durante el frío invierno, donde lo único que quedaba era un tronco que lucía seco y desvitalizado.
Pero con el inicio de la primavera, empezó a subir la temperatura y al higo pródigo le están saliendo hojas y frutos.
De modo que si todo sigue así, les daré a muy corto plazo mi receta de confitura de higos y nueces que sirvo con foie…