Pasar una cuantas horas por Cremona es suficiente para saber que hacen falta mas días para adentrarse en los espacios mágicos que en ella se encuentran; la catedral y el duomo, el museo del violín, la casa matrimonial de Stradivarius….
Lo que si tuvimos tiempo de hacer fue visitar la tienda de Vergani (algo vetusta y decadente) y la noble tienda de Sperlari (Via Solferino 25, literalmente al lado de la plaza del Duomo). En esta última compramos la mostarda di Cremona de citricos que estaba buenísima….Su
per picante, como debe ser.