Hemos estado recientemente en Atenas y he de decir que hemos comido riquísimo.
Gracias a los buenos oficios de mis amigos Antonio, Zois y Panagiotis, fuimos la primera noche con un grupo de amigos a un restaurante en el Pireo cuyo nombre es algo así como Pirovan (que es el nombre que se le da a una lámpara que llevan los pescadores en sus barcas).
Es un lugar encantador, donde preparan entre otras, los pulpos a la brasa que previamente han sido secados al sol.
Entre las entradas, degustamos un plato entero de huevas de erizos (un verdadero Boccato di Cardenale). Luego pulpo braseado, ensalada griega, un bellísimo pesacado asado a las brasas. Los griegos tienen su propia versión de los tabaquitos árabes, hechos con hoja de parra y una suerte de pasta de garbanzos que preparan sin tahini.
Todo el Mediterráneo a la boca.